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Calor, sofoco, playa, montaña, polos y así mil formas de definir el verano.
Hasta el año pasado no había notado como puede variar la rutina la llegada del verano, el año pasado fue un verano inolvidable pues en julio nació mi princesa y pase los mejores meses de mi vida, adaptándonos a la nueva vida, pero claro este año la cosa cambia.... Socorrooooo hay que ir a la playa y cargadita de trastos, con lo fácil que era coger cuando apetecía y bajarte en un momentin, a nooo este año no es así, se me ocurrió bajar hace unos días a la playa con la niña uuufff me arrepentí casi al segundo de hacer la bolsa, que si ropa para cambiarla, pañales, bañador, 2 toallas, toallitas, pala, cubo y así un gran etc... mi coche parecía un mercadillo de cosas por si acaso me hacían falta, al sacarlas de casa casi me caigo con todos los trastos y la niña venga la risa y las palmas, debió pensar que estaba jugando.
La cosa cambió cuando la vi sentadita en la arena y lo primero que hizo que fue?? comerselaaa, que cruz esta niña no hace ascos a nada, acabó llenita de arena por todas partes, y del agua que? pues no le tuvo miedo para nada cogidita de mis dedos decidió ir directa a las olas (cualquiera diría que hace un par de meses le cogió pánico al agua, pero eso ya os lo contare en otro momento)así que todos a bañarse, pero solo los pies que el agua estaba heladaaa.
Solo con verla feliz jugando y gateando por la arena todo el tinglado que monto para bajarla merece la pena.
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