miércoles, 27 de noviembre de 2019

Escapada en familia a Cuenca


Cada año cuando el otoño entra, nosotros nos vamos de escapada familiar. Esta vez tocaba algo cerca, ya que solo teníamos tres días. Así que Cuenca fue el destino elegido, una ciudad con un encanto que enamora. 

Desde ya digo que no es un post con recomendaciones, más bien voy a contar la experiencia, lo que me hizo sentir y que hicimos nosotros por allí.



El primer día: Salimos de casa sin prisas, lo tenemos a dos horas y media de donde vivimos, cerca verdad?? Desde antes ya teníamos claro que nuestra primera visita sería la Ciudad Encantada, un lugar mágico lleno de árboles y rocas. Un lugar donde la imaginación puede volar, ver las formas que nos ofrecen sus enormes rocas y observar otras donde nadie dice lo que es y cada uno puede decidir que ve.


De camino con el coche vimos que sus carreteras están rodeadas de preciosas arboledas, que con el otoño dejan caer sus hojas amarillas. Con el viento las hojas venían hacia nosotros y esa imagen que no pude fotografiar queda en mi memoria de momentos mágicos.


Cuando llegamos lo primero fue ir a comer al restaurante que hay justo delante de la entrada a la Ciudad Encantada, mejor coger fuerzas para recorrer los 3 kilómetros que hay. Hacía frío así que bien abrigados nos dimos un paseo admirando todo aquel lugar, subiendo por las rocas, entrando en pequeñas cuevas, y recorriendo los senderos, aunque al final del trayecto comenzó a llover y nos tocó hacerlo algo más rápido de lo planeado.


En la vuelta paramos en un mirador pequeñito, quería ir a otro más conocido pero preferimos coger ese camino. Y de ahí directos al hotel, escogimos uno que queda en la parte baja de la ciudad pero que está muy bien comunicado.


Segundo día: Bueno aquí decidimos patear el casco antiguo, aparcamos en la parte alta, tiene aparcamiento gratuito, pero se llena enseguida. Desde allí vimos tooooda la ciudad y sus famosos Ojos de la Mora, Salvajita dice que es lo que más le ha gustado...


Sus calles están llenas de encanto pese a estar lloviendo se ve una ciudad preciosa, llena de cultura, color y fachadas impresionantes, que invitan a pasear sin prisa, observando cada rincón.


El tercer día: Decidimos ir al museo de las ciencias. Cuando entras descubres que es pequeñito pero tiene ese punto de calidez, cercanía, no se como describirlo. Nos explicaron por donde ir para que no nos perdiéramos nada, incluso nos acompañó un trocito.


Del museo no tengo casi fotos, nos propusimos disfrutarlo al máximo. Vimos un cuento sobre la luna en el planetario, subimos a un cohete en el simulador y descubrimos muchas cosas sobre los planetas, los astronautas y todo lo que la tierra puede ofrecernos.


Para rematar el día comimos en un restaurante con unas vistas a cuenca increíbles y luego a descansar un poco admirando la belleza de las montañas y sus paisajes antes de volver a casa.

Espero haber transmitido lo que una ciudad como Cuenca puede ofrecer. 

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